Pocas son las cosas que recuerdo, ó más bien, trato de no olvidar los buenos recuerdos; como cuando salí a montar a caballo en las piernas con papá cuando tenía 5 años, mucho antes de recibir la triste noticia de su fallecimiento, que marcaria la vida de aquel niño de 8 años y los consejos de mi madre, que tras la ausencia de papa se puso la camisa de padre y madre.
La familia se quebró tras la ausencia del Pilar más importante, nada volvió hacer lo mismo y cada quien se refugiaba en lo suyo.
Lo mío era la música...
Mis gustos musicales es una mezcla de todo, y pienso que es debido a que crecí en una familia de gustos diferentes y me adaptaba a ellos para no desencajar con nadie.
Música como la Balada romántica por parte de mi mamá, Los Terrícolas por parte de mi papá, Intocable o regional Mexicano por parte de mi hermana mayor Yaneth, Los Vallenatos y la cumbia por parte de mi otra hermana mayor Tirza y por último pero más importante el rap y Hip-hop por parte de Manuel, mi hermano mayor.
Y si, yo soy el menor de los 4.
Junto con ellos pasábamos buenos tiempos bailando y jugando y allí, me enamoré de la música, los diferentes ritmos y la expresión que tenía cada una de las diferentes canciones, en ellas veía una historia diferente, me reflejaba en ellas e imaginaba que yo era yo el protagonista cantando frente al espejo.
Sabía que más o menos sabía cantar, pues en las reuniones familiares y de vez en cuando mi profesor me ponían a cantar delante de los que allí estaban, a mi me gustaba mucho hacerlo y me apasione más cuando comencé a juntarme con Daniel Galindo, un vecino de la cuadra que se convirtió en uno de mis mejores amigos, ambos apasionados por la música y con el sueño de un día cantar en conciertos. Nos subíamos en la azotea o nos encerrábamos en su cuarto e imaginábamos que contábamos para miles en conciertos con canciones de Los Temerarios, Liberación y Conjunto Primavera.
Uno de tantos buenos recuerdos fue en 5 de primaria en un concurso o más bien una participación de talentos.
Inspirado y con micrófono en mano arriba de una tarima comencé a cantar por primera vez para más de 100, después de la primera canción pidieron otra... y otra.. y otra, La verdad no se cuantas cante pero lo que sí se es ese sentimiento de adrenalina que sentía en todo mi cuerpo al escuchar la ovación y mi nombre en coro por los que allí estaban.
Ese día algo cambio en mi, sabía que quería hacer esto toda mi vida.
Continuará...
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